La historia de Canarias está marcada por la presión de la piratería, incluso antes de que este Archipiélago recibiera el nombre de Afortunado. Aún no era tierra adherida a la monarquía española y ya eran frecuentes los robos de sus pobladores, los aborígenes, para ser destinados al servicio de los cortesanos europeos. Los piratas se hicieron más patentes después de la Conquista, por cuanto que la región pasó a ser un territorio desprotegido de lo que se formulaba como parte del Imperio español. Además, desde que Colón la tomase como puerto de escala para los navíos que hacían la ruta americana, las aguas archipielásticas se vieron infestadas de piratas que llevados por la codicia merodeaban las isla a la espera de la flota de Indias que de seguro venía cargada con los beneficios de la explotación del Nuevo Mundo. Igualmente, su presencia no es ajena a los conflictos bélicos mantenidos a comienzos de la Edad Moderna por las potencias extranjeras. España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda se disputaban las tierras vírgenes americanas y cualquier lugar para mermar al enemigo era perfecto. Surge así la patente de corso, licencias concedidas por las coronas a experimentados piratas que supuestamente luchaban bajo una bandera, cuando en realidad el saqueo era su gran motivación. La esclavitud se mostró como un gran negocio ante la creencia de que el indio americano era poco productivo. Esta idea hizo que Guinea y otros puntos de la costa africana fueran vistos como surtidores de mano de obra que era vendida a peso de oro por comerciantes esclavistas afincados en las principales ciudades europeas. Hombres de negocio que invertían fuertes sumas de dinero en pertrechar los navíos negreros que encontraban en Canarias un refugio seguro a medio camino entre África y América. Una variable del negocio de esclavos lo encontramos en la práctica de la piratería berberisca, por cuanto que turcos, argelinos, marroquíes… armaban potentes flotas para secuestrar personas que con posterioridad eran entregadas a sus familiares previo pago de fuertes sumas de dinero. Argel fue durante siglos el principal mercado de esclavos del mundo, comprándose en él multitud de personas provenientes de Canarias. Junto a la codicia y la política debemos poner la motivación religiosa como guía de las acciones piráticas, pues muchos corsarios empredieron en nombre del calvinismo una especie de cruzada por la que arremetían sin piedad ni contemplación contra religiosos, o en su defecto, contra símbolos del cristianismo como esculturas y cuadros cultuales o lugares sacramentados.
Maciot de Béthencourt, pariente del conquistador, y a quien dio éste el gobierno de la isla, casado con la princesa Teguise, hija del último rey aborigen de Titi-Roy-Gatra, fundando la Villa capital de la isla, que lleva con orgullo el nombre de aquella princesa. Lorenzo Betancourt
Cómo huelen estos viejos caserones antiguos, cómo se les rezuma el tiempo, cómo espiran tiempo a través de las vigas anchas de tea de los pisos y los techos y los escalones de cajón de las escaleras que crujen con alfombra y sin alfombra. Leandro Perdomo
¡Cuánta historia hay en las piedras adustas y nobles caserones, en sus palacios, conventos, iglesias y ermitas! Todo aquí resulta interesante, y el forastero acabará enfrentándose con acontecimientos e indisputables hechos históricos, para envolverse al cabo en los pretéritos aromas de la vieja urbe. Agustín de la Hoz
La defensa de Canarias ha sido un problema histórico. Aislada del resto de España por su condición insular y atlántica, Canarias fue objeto de infinidad de planes de defensa realizados por ingenieros militares. El más notable y determinante de la larga serie fue el ideado en 1588 por Leonardo Torriani siguiendo el mandato del rey Felipe II.…hasta tiempos bien recientes [Canarias] no ha conocido la paz… su historia es la de un pueblo siempre alerta, puestos sus músculos en tensión y con el arma al brazo, para el feliz logro de su independencia frente a todo invasor extranjero… Antonio Rumeu de Armas